jueves, 19 de noviembre de 2009

A modo de presentación,





Foto: David Temprano


Cuando trato de imaginar un ambiente de reposo para la mente, un espacio que me permita viajar interiormente, acostumbro a sorprenderme en un rincón de Vicenza. Razón por la cual, la primera reflexión, en este recién inaugurado blog, debía estar dedicada a ese pequeño oasis personal, y a sus inspiradores.
Hay pocos espacios que gocen de esa facultad para emanar belleza por doquier, de tal suerte que sea imposible no satisfacer el espíritu con sólo abrir los ojos y respirar. Eso es Vicenza, o eso es la obra de Palladio, o tal vez el recuerdo de los canales próximos de Venecia, puede que la campiña verde del Véneto, o tal vez todo ello unido en un recuerdo, o una ilusión irrepetible.
Un magnifico lugar donde creer reposar en un pequeño cerrar de ojos, para volver a despegar hacia cualquier otra parte.
Y he aquí que de repente Vicenza irrumpe en Madrid y, de manera sorpresiva, La Basílica, el Palazzo Chiericati, La Rotonda o el Teatro Olímpico se acomodan con vistas al jardín Botánico, y por momentos es posible rendirse al engaño, pues es imposible no desear hacerlo; no dejarse atrapar por la mentira de edificios de escalas imposibles. En realidad, unas cuantas miniaturas y pulcras líneas que apenas parecen ofrecerse para la admiración hacia esas formas depuradas que acarician los sentidos, o para el ensueño. A fin de cuentas, no siempre es posible revivir por segundos aquella intensa luz bañando superficies creadas por un extraño Prometeo armado con compás.
La ilusión, inevitable; el recuerdo, irremediable, el deseo de volver a aquel rincón, irreductible.

a Ifis

mjm


Exposición: Palladio el Arquitecto (1508-1580) Caixa Forum Madrid. Hasta el 17 de febrero de 2010

2 comentarios:

  1. Es imposible no dejarse atrapar en los sentidos por lo que allí, en el Veneto, surge como expontáneo. Al llegar, el alma ya se te queda prendida y enamorada para siempre. Volvemos y volveremos eternamente, ya no sólo es un oasis en los ruidos de nuestras cuitas, se me antoja lo siempre eterno imperecedero de lo bello de aquellos que allí vivieron y dejaron sus huellas para que hoy podamos retornar en lo hermoso de sus calles, palacios, villas, músicas e iglesias...y es que allí, hasta las hiedras que lamen las piedras saben como crecer para no romper lo venusto de sus trazas.
    La Exposición con Vos, una promesa, un viaje en el tiempo, la inteligencia de lo que se vive como real pero quizás incierto.
    mam

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